(ADI).- Justo un mes después del referéndum de independencia, la región autónoma del Kurdistán iraquí ha dado marcha atrás. Las autoridades han ofrecido este miércoles “congelar” los resultados del plebiscito y la victoria del sí a la separación para detener la intervención militar de Bagdad y abrir la vía del diálogo.
“La peligrosa coyuntura y la tensión que enfrentan a las fuerzas de Irak y el Kurdistán nos obliga a todos a cumplir con la responsabilidad histórica de no permitir que la situación conduzca a una guerra mayor y a la confrontación entre las fuerzas iraquíes y los peshmerga (tropas kurdas)”, indica el Gobierno del Kurdistán iraquí en un comunicado.
“Desde nuestra responsabilidad hacia los pueblos del Kurdistán e Irak proponemos al Gobierno de Irak, la opinión pública y el mundo el inmediato cese de la lucha y de cualquier tipo de operación militar en el Kurdistán; la congelación de los resultados del referéndum celebrado en el Kurdistán iraquí y la apertura del diálogo entre los gobiernos regional y federal en la base a la Constitución iraquí”, dice la nota.
Erbil había condicionado hasta ahora las conversaciones a la negociación de la separación de la región del resto del país árabe. Bagdad, sin embargo, se había negado a negociar a partir de los resultados de una consulta organizada el pasado 25 de septiembre que considera “inconstitucional” y había reclamado su retirada. El sí a la independencia cosechó el 92,73% frente al 7,27% de los sufragios negativos. La participación alcanzó el 72,16% del censo.
El comunicado kurdo constata que desde el pasado 16 de octubre las escaramuzas entre las fuerzas de seguridad iraquíes y los peshmerga “han causado daños en ambos lados”. “Una guerra entre las dos partes no tendrá un vencedor”, subraya el texto. “Podría dar como resultados un baño de sangre continuado y la ruptura del tejido social de Irak”, asevera Erbil.
Desde el 16 de octubre, las fuerzas iraquíes —integradas por Ejército, Policía Federal, unidades antiterroristas y las milicias chiíes respaldadas por Irán— han recuperado el control de las zonas disputadas con los kurdos que habían permanecido bajo la administración regional desde la irrupción del Estado Islámico en 2014. Erbil ha perdido todos los yacimientos petroleros de Kirkuk, cuya explotación durante los últimos años había alimentado las aspiraciones separatistas.
Aunque en la mayoría de los casos se ha producido la retirada previa de los peshmerga, se han llegado a registrar graves enfrentamientos. Ninguna de las dos partes ha hecho público, sin embargo, el balance de víctimas. El conflicto ha dejado más de 120 mil desplazados de Kirkuk y Tuz Jurmatu. La violencia se ha cobrado al menos la vida de 11 civiles.
Con el bloqueo de los vuelos internacionales y una profunda crisis política interna, el Parlamento kurdo ha aprobado el martes el aplazamiento de las elecciones presidenciales y parlamentarias que debían celebrarse el próximo 1 de noviembre citando la delicada coyuntura actual. La oposición había exigido la formación de un Gobierno de salvación nacional. El presidente kurdo Masud Barzani, de 71 años, expiró su mandato en agosto de 2015 y, a juicio de su detractores, retiene desde entonces el poder ilegalmente.