(ADI).- Para superar la locura asesina del Estado islámico, que ha cubierto con sangre una tierra que ya lleva años atormentada por la guerra y la violencia, es necesario recomenzar con “un proyecto de diálogo y encuentro a nivel local”, involucrando, ante todo, a los niños y a los jóvenes, a las nuevas generaciones, “a las cuales les será confiada la tarea de construir una convivencia común”, que vaya más allá de sus respectivas religiones.
Partiendo de estas premisas, el Padre Samir Youssef, párroco de la diócesis de Amadiya (en el Kurdistán iraquí), a la vanguardia en la emergencia de refugiados, está promoviendo un proyecto para hacer que los “jóvenes cristianos, musulmanes y yazidíes” se transformen en “semillas de diálogo” para dar nueva vida a Mosul, en la Llanura de Nínive, y a todo Irak.
Hablando con AsiaNews, el sacerdote mencionó una iniciativa que está en su fase inicial, pero que ya cuenta con la “participación entusiasta” de unos treinta chicos y chicas de todos los credos, de edades que van de los 10 a los 16 años. “Comenzamos con un grupo de unas 30-35 personas –señaló el Padre Samir– pero desearíamos aumentar estos grupos para el verano, involucrando también a los jóvenes de los cursos superiores y a los universitarios”.
El objetivo es identificar a jóvenes que estén “deseosos de hablar, de comunicar, de testimoniar” que la convivencia es posible, y a partir de aquí puede nacer un “modelo” que puede ser aplicado en todo el país, e incluso más allá.
“Ya hemos empezado a reunirnos –añadió–, aunque llevará tiempo obtener los primeros resultados. En este momento ya se ha formado un primer grupo, la base sobre la cual se puede empezar a trabajar, que está compuesto por una docena de cristianos, ocho musulmanes y siete yazidíes. También hay sabeos y turcomanos”.
El padre Samir es párroco de la diócesis de Zakho y Amadiya (en el Kurdistán), que atiende a 3.500 familias de refugiados cristianos, musulmanes, yazidíes que huyeron de sus casas y propiedades en Mosul y la Llanura de Nínive para escapar de los yihadistas. El sacerdote está a la vanguardia desde que inició la emergencia en el verano de 2014. Junto a él y a los obispos iraquíes, AsiaNews ha difundido recientemente la campaña “Adopta un cristiano de Mosul” para ayudarlos a conseguir combustible, zapatos, ropa para el invierno, y el sostén necesario para que los niños asistan a la escuela.
En esta primera etapa, el grupo ya se ha reunido un par de veces, para sentar las bases del trabajo a futuro, que proseguirá a lo largo de todo el verano. “Con esta experiencia –subrayó el padre Samir– este grupo puede volverse sal y luz de esta tierra, involucrando a toda la población. Dialogando, ante todo, en el ámbito de sus hogares, explicando los temas y los contenidos tratados durante los encuentros. Es un modo de hacer que las familias puedan conocer a las otras religiones, creando una base común para el diálogo. A menudo ocurre que las cosas grandes nacen a partir de cosas pequeñas”.
El párroco quiere promover muchas ideas y proyectos en estas reuniones: desde el testimonio de niños “especiales”, que vivieron prisioneros del Estado Islámico (EI), o de aquellos que perdieron al padre o a la madre a manos de los yihadistas. Y además, organizar campamentos de verano que estén abiertos a los jóvenes de todos las religiones, donde desarrollar todavía más estos elementos de confrontación y diálogo. “También quisiéramos proyectar películas durante los encuentros, que se centren en Dios, las religiones, la espiritualidad”, apuntó el Padre Samir.
Con los frutos del trabajo de este primer grupo de jóvenes, que luego querría ampliarse, la idea es “dar vida a un sitio web que narre los encuentros, los viajes, los testimonios”. Una página que, a diferencia de las redes sociales que demasiado a menudo son vehículo de odio y divisiones, sea “un lugar virtual de encuentro y confrontación, un testimonio de la vida en común”.
“Se necesita partir de las nuevas generaciones de este país –prosiguió el sacerdote–, que está atravesado por cuatro grandes ríos: el Tigris, el Éufrates, el río del petróleo y el de las grandes religiones. Un río de potencia y de vida, que pueda traer la paz al mundo partiendo de una tierra que, desde la Antigüedad, siempre ha sido un faro de la civilización”.
Para alcanzar tales objetivos, “a partir de mi parroquia”, es necesario “centrar la mirada en el testimonio y en las enseñanzas del Papa Francisco, empezando precisamente por el último viaje apostólico a Egipto. Una visita que ha sido seguida con atención y que ha brindado un gran testimonio en el camino del diálogo y del encuentro”, aseveró el Padre Samir. “Para mí, Francisco es un gran maestro. Cada vez es más apreciado y seguido por las familias musulmanas y yazidíes. Suele pasar que, cuando vienen a verme, aunque no son cristianos, me piden que les hable sobre los últimos discursos y testimonios brindados por el Pontífice”, concluyó.
(Fuente: AsiaNews)